Nunca os ha pasado eso de ir a tomaros un café, ir a pagar con un billete de cinco euros y justo antes de salir de la cafetería pensar: ¿y si le meto lo que me ha sobrada a la máquina tragaperras? Total…son 4 euros. Pues ese es precisamente el tipo de azar que mejor funciona. No es mera casualidad o fortuna, el 80% de las personas que han jugado por primera vez y de forma pura, sin haberlo tenido previsto, han ganado dinero o al menos han recuperado su inversión.
A modo de anécdota, seguro que conocéis a alguien al que le haya pasado esto, o seguramente uno de esos seáis vosotros. El otro día sufrí en mis propias carnes las mieles del azar. Me hallaba apunto de abandonar la cafetería donde suelo tomar los cafés matutinos. Alguno de los amigos que me suelen acompañar en dicha degustación de café suele apostar fuerte con estas máquinas. Quizá se gaste casi sin querer cuantías que no superan los 50 euros, que quieras o no, en los tiempos que corren, son cantidades que duele perder. Pues uno de ellos me aventuró a que apostara las monedas que me sobraron del cambio, advirtiéndome, como no, de que con 4 euros no me iba a tocar nada. Nada más lejos de la realidad. Fue una apuesta leve, floja e imprevista, pero conforme avanzaba la partida, mi querido colega contemplaba atónito como el contador digital de la grandiosa máquina de azar, se iluminaba con una nada despreciable cifra de 130 euros. Conseguí ganar 130 euros con una apuestas inesperada de 4 euros.
Quién dice que el azar no existe. El azar hay que buscarlo. Hay que tentarlo. Y la mayoría de vez no lo encontraremos. Pero por semejante ganancia, os animo que probéis a echarle aunque sean unos miseros céntimos a la máquina que veis pasar por el rabillo del ojo cuando abandonáis vuestro local habitual de tertulia o café. Al menos, si no queréis gastároslo en eso, donadlo a una ONG. Os sentiréis orgullosos.
