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Apuestas ilegales mueven alrededor de 1.400 millones de euros al año

Vender el alma era un consejo poco amigable, una amenaza que al otro lado de la línea telefónica un hombre con voz disgustada exigía al hoy procesado Antonio Bellavista, exjugador de la Associazione Sportiva Bari, un club de fútbol italiano. Hablaban de Marco Paoloni, arquero de un pequeño equipo de segunda división llamado Benevento Calcio, de la región de Campania.

Algo malo hizo Paoloni para que alguien estuviera pensando en ponerle una lápida sobre el pecho. En efecto, no había vendido el alma hasta ahora, pero sí sus manos: alguien, desde la clandestinidad, le había pagado una suma de cinco cifras de euros para actuar mal en el partido del 21 de marzo del año pasado, contra Pisa Calcio. Benevento debía perder por goleada y la mafia había ido directo al punto: comprar al arquero era más fácil que hablar con cada uno de los 10 jugadores que lo acompañarían en la cancha. El detalle estaba en que al final de los 90 minutos el marcador era un ajustado 1-0 a favor del Pisa. Era necesaria una vendetta, alguien no había cumplido con la parte y ellos sí saben qué es el karma.

El país está sumido en una seria crisis económica, una crisis que ha convertido a la mafia en la principal generadora de recursos de la nación y que llevó al presidente Giorgio Napolitano a ordenar un cambio de frente en el gobierno hace apenas dos meses, cuando Mario Monti asumió el cargo de primer ministro en reemplazo de Silvio Berlusconi, dueño del AC Milán, un equipo no alejado de los escándalos (ver recuadro arriba ‘Calciopoli’). La realidad de los últimos tiempos, acompañados de ajustes para evitar la bancarrota, contrasta con el buen momento de los negocios mafiosos, que en sólo 2011 movieron algo así como 140.000 millones de euros, más que cualquier otro “sector empresarial”. Casos como los de Paoloni componen cerca del 1% de dicha generación de dinero, una cifra redonda como la pelota, unos 1.400 millones de euros al año.

El arquero fue puesto a disposición de las autoridades a mediados del año pasado, junto con 15 implicados de la aparente red que se dedica al arreglo de partidos, entre quienes se encontraba también la retirada estrella de la Lazio de Roma en los años 90 Giuseppe Signori, subcampeón del mundo en 1994 con la selección nacional de Italia. El avance de la investigación apunta a la camorra, la mafia de Nápoles, y los jueces les apuntan por el que sería un complot para manipular los partidos de fútbol de acuerdo con sus intereses en las apuestas clandestinas.

 

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