La Real Sociedad de San Sebastián puede acabar esta temporada bajando a Segunda división tras casi cuarenta años de permanencia entre los mejores. Y esto después de casi alcanzar el campeonato hace tres temporadas. El cielo y el infierno a veces están demasiado cerca.
No deja de ser curioso que un club con la excelente organización que tienen los guipuzcoanos así como cierta sovencia económica, rara avis en el fútbol español, pueda verse abocado a purgar sus males contra todo pronóstico. Pero si una cosa demuestra el fútbol es que los errores se pagan en mayor medida que premio se obtiene por los aciertos. Y si no que se lo digan al Real Madrid.
El origen de la situación se sitúa, a falta de otras circunstancias, en cuestones meramente deportivas, es decir, en la dificultad de mantener un modelo a contracorriente de los tiempos desde la llamada ley Bosman. Quizá no se trate de que la Real haya descendido en su rendimiento, es que los rivales cuentan con más y, presumiblemente, mejores armas.
Sin embargo, ningún modelo o forma de gestión es inadecuado de por sí. Para ponerlo en práctica sobre la base de cantera o jugadores asimilados como tales más tres extranjeros hace falta en primer lugar tener mucho acierto con esos efectivos foráneos que han de ser quienes lleven el peso del equipo. Primera dificultad insalvable puesto que tarde o temprano cualquiera yerra en escoger o las lesiones pueden mermarles de manera decisiva.
Por otro lado, tampoco es sencillo encontrar perlas contando con un reducido espacio donde elegir. Las generaciones de nuevos jugadores van cambiando así como la manera de interpretar el fútbol en sí y hoy día no sirve el perfil de futbolistas sacrificados que le dieron a los donostiarras dos ligas consecutivas. En la actualidad prima la mezcla bien entendida de calidad y jugadores que hagan el «trabajo sucio», si una de estas dos tareas falla entonces la arquitectura general se viene abajo.
Ante acontecimientos de ruptura conviene retomar la idoneidad del modelo desde sus fundamentos y cambiarlo todo o en parte. Osasuna ha sobrevivido gracias a ello. En Bilbao pueden poner las barbas a remojar o conformarse. Es su decisión.